ECVC: Fuerza en la diversidad, con la bandera arco iris, el movimiento campesino avanza
El 1 de julio de 2021, más de 50 agricultores, personas sin tierras, ciudadanes rurales y activistes de La Vía Campesina se reunieron virtualmente en un taller internacional sobre diversidad sexual y de género en las zonas rurales.
Si la vida rural ya es dura, ser gay, trans, bisexual o de cualquier otro género o identidad sexual más allá del patriarcado cis-hetero lo hace aún más difícil. El 28 de junio de 2021, el Día Internacional del Orgullo, la Coordinadora Europea Vía Campesina lanzó su primera publicación sobre diversidad sexual y de género. Abrazar la diversidad rural: Géneros y Sexualidades en el movimiento campesino se diseñó para crear un espacio inclusivo para contar historias, para el diálogo, el empoderamiento, el reconocimiento de la existencia de personas LGBTQIA+ en las zonas rurales y para dar un paso hacia su inclusión en los debates agrícolas. La publicación se compone de testimonios e ilustraciones de una docena de agricultores de Europa y otros lugares. Se ofreció a cada autore la oportunidad de llevar a cabo una reflexión profunda sobre sus vidas como agricultores y ciudadanes rurales LGBTQIA+. El resultado es un nuevo hito para los debates de género en el movimiento campesino europeo.
Aprovechando las celebraciones del Orgullo y el lanzamiento de esta publicación, ECVC invitó a la comunidad LGBTQIA+ de otras regiones de LVC a un intercambio sobre el proceso creativo de la publicación y a establecer intercambios interregionales entre actores y aliades LGTBQIA+.
El taller pretendió ser un espacio interno de confianza, solidaridad y pertenencia, generando espacio para experiencias personales que comparten y alimentan la reflexión política para incluir la diversidad en los debates del movimiento campesino.
El proceso creativo y la oportunidad de compartir experiencias con los demás en el movimiento fue una experiencia poderosa y conmovedora para muchos participantes y estos sentimientos de catarsis y visiones políticas liberadoras se reflejaron enormemente en el taller. Tal y como subrayó unx participante, “De lo que no hablas, no lo ves, así que hay que hablar de ello a los demás para normalizarlo’’.
Durante el transcurso de unas horas, escuchamos historias de esperanza y de terror. Desde los momentos de celebración de los tractores ondeando la bandera arco iris durante las movilizaciones campesinas en España; la descripción de un proyecto para cultivar la justicia que reúne a las comunidades marginadas interseccionales que se resisten a los sistemas alimentarios coloniales, patriarcales e imperialistas en los EE. UU.; las iniciativas para construir programas de formación para las personas LGBTQIA+ en América Latina; y escuchar sobre el proceso de las granjas que salen del armario como queer y animan a otres agricultores y granjas a hacerlo; hasta, por otro lado, las duras historias de persecución y discriminación contra miembres LGBTQIA+. El taller fue un espacio de celebración y conmemoración de las luchas no solo de las personas del movimiento, sino también su poder y potencial como grupo.
Como describió Yeva Swart de Toekomstboeren en Países Bajos: “Es increíble darse cuenta de que tu historia individual forma parte de un movimiento colectivo y puede encaminarse hacia la acción colectiva…”
Para muchos, el empoderamiento ha brindado un sentido político más fuerte a sus experiencias personales y muchas personas expresaron sentimientos de liberación, autorreflexión y autorrealización. Para Jens Köber de AbL (Alemania), ‘’Escribir fue terapéutico, […] cuando estaba escribiendo mi testimonio, comprendí que tenía necesidades diferentes y que me gustaba verme como agricultore, pero también viviendo mi identidad gay’’.
Para Breda Larkin, de la organización irlandesa Talamh Beo, hubo algunos momentos de alegría colectiva e intercambio mientras preparaba su contribución: “El proceso dio lugar a un pequeño grupo de cinco o seis personas que debaten sobre temas que no se habían abordado antes’’. Para este grupo, ha resultado obvio ahora que quieren “poner las cartas sobre la mesa y abrir una conversación sobre campesines queer y otras maneras de pensar diferentes’’.
Las expresiones culturales también formaron parte del taller. Les participantes compartieron poesías originales que expresaban la diversidad rural, interpretaron música en directo para denunciar la discriminación, compartieron vídeos y crearon un mapa de palabras colectivo que captaba realmente la energía y el sentimiento del encuentro: poderosas nociones de orgullo, felicidad, intercambio, empoderamiento, inspiración y mucho más.
La diversidad geográfica de la lucha era muy evidente, ya que había participantes de Europa, Norteamérica, América Latina y Asia. Sus aportaciones destacaron las diversas y multifacéticas formas en las que la comunidad campesina se expresa y lucha por la diversidad de género en todo el mundo.
Maggie Cheney, de la granja queer Rock Steady en Estados Unidos, también contribuyó a la publicación y habló de las numerosas granjas y colectivos que han salido del armario durante los últimos cinco años en EE. UU. Maggie habló de las grandes redes que están construyendo y de cómo ha fomentado la aparición de cada vez más campesines queer. Quieren ir más allá: ‘’Estamos muy presentes y hay muchas personas que quieren trabajar con nosotres. Empezamos un nuevo proyecto que trata de formar a campesines queer y trans. Creemos que es el siguiente nivel de apoyo que la comunidad queer necesita en nuestra zona”.
Alessandro Mariano, de MST en Brasil, lo dejó claro: “Nuestra comunidad se enfrenta a muchos retos: patriarcado, racismo, capitalismo. Además de la lucha por la tierra, tenemos que luchar por la libertad sexual. Porque el capital no solo se apodera del territorio, sino también de nuestros cuerpos. Lindolfo, uno de nuestros compañeros, fue quemado [el pasado 1 de mayo] por ser gay”. Por lo tanto, es muy importante que las organizaciones campesinas acepten otras maneras de amar y garantizar el derecho de las personas LGBTIQA+ a vivir en el campo. También coincidió con esto Blanca Ruiz, de la región del Caribe, que destacó el valor de la comunidad y señaló que “tenemos que unirnos como CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo) y hacer de esto una lucha conjunta”. No es suficiente simplemente luchar por la tierra”.
Por último, desde Asia, Nikar Tsai dio la bienvenida tanto a la publicación como al esfuerzo colectivo, compartiendo las experiencias de su granja feminista en Taiwán, Land dyke, cuyo objetivo es crear una Agricultura Apoyada por la Comunidad (CSA) no binaria y respetuosa con la diversidad de género. Nikar describió cómo “han conseguido aumentar la visibilidad y el respeto por las mujeres agricultoras en Taiwán, cultivando al mismo tiempo la biodiversidad y la diversidad de género”. Continuó: “pero no lo hicimos soles. Durante las dos últimas décadas, mi país se ha convertido en una democracia más abierta y dinámica’’. La pregunta que plantea Nikar es: “¿Cómo nos posicionamos en la agricultura más allá del capital y de los lazos de parentesco heteronormativos?”
¿Qué es lo siguiente?
Para poner estas voces sobre la mesa dentro del movimiento, se identificaron diferentes acciones durante el taller, empezando por conseguir que la publicación se traduzca a más idiomas y se comparta más abiertamente.
El taller también mostró la importancia de los momentos de intercambio para insipirarnos unes a otres y para reforzar la solidaridad entre las regiones. Ahora nos enfrentamos al reto de identificar y apoyar a más personas LGBTQIA+ en nuestras organizaciones y regiones.
Varies participantes expresaron su más sincero deseo de que se organicen más acciones sobre la diversidad sexual y de género a nivel nacional y regional. A nivel comunitario, se realizó una propuesta más específica para crear una articulación de diversidad de género en ECVC.
La importancia de establecer alianzas con otros grupos LGBTQIA+ de contextos urbanos y rurales se ha destacado como un elemento importante en nuestro camino.
También hubo consenso sobre la necesidad de organizar y articular un proceso dentro de LVC. A ese respecto, se hizo una propuesta muy concreta: en cuanto la pandemia lo permita, debería celebrarse una reunión internacional LGBTQIA+ física antes de la 8ª conferencia de LVC, para que la comunidad LGBTQIA+ dentro de LVC pueda intercambiar y llevar propuestas concretas a la conferencia prevista para 2023. Les participantes de Via Campesina Brasil expresaron la voluntad de acoger esta reunión al mismo tiempo que invitaron inmediatamente a las otras regiones a dos seminarios virtuales en julio organizados por el colectivo LGBTI de Via Campesina Brasil. Será una oportunidad de formación y aprendizaje, de intercambio de experiencias y de desarrollo de reflexiones y procesos colectivos.
En resumen, el taller del 1 de julio fue un paso más en reconocer la existencia de las personas LGBTQIA+ en el movimiento de soberanía alimentaria y más allá. A través de la acción continuada y organizada, alzamos nuestras voces, unidas, para ocupar nuestro lugar: en los campos, en las granjas, en las familias y en las comunidades rurales, ¡para luchar por la soberanía!