Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar, esperanzas e inquietudes
En diciembre de 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó 2019-2028 el “Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar”, y confió la implantación del decenio a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). La resolución de la Asamblea General también instó a los gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones de la sociedad civil a contribuir a la implantación del decenio.
Los objetivos anunciados del decenio se basan en la realización de un plan de acción global que se basa en 7 pilares:
- Pilar 1. Desarrollar un ambiente político que promueva el fortalecimiento de la agricultura familiar.
- Pilar 2 – Transversal. Apoyar a las/os jóvenes y garantizar que la agricultura familiar se mantiene a través de las generaciones.
- Pilar 3 – Transversal. Promover la igualdad de género en la agricultura familiar y el papel de liderazgo de las mujeres rurales.
- Pilar 4. Fortalecer las organizaciones y capacidades de las/os agricultores familiares para generar conocimiento, representar a las/s agricultoras/es y brindar servicios inclusivos a lo largo del continuum urbano-rural.
- Pilar 5. Mejorar la inclusión socioeconómica, la resiliencia y el bienestar de las/s agricultoras/es familiares, los hogares y las comunidades en las zonas rurales.
- Pilar 6. Fomentar la sostenibilidad de la agricultura familiar para sistemas alimentarios resistentes al clima.
- Pilar 7. Fortalecer la multidimensionalidad de la agricultura familiar para promover innovaciones sociales que contribuyan al desarrollo de territorios y sistemas alimentarios que preserven la biodiversidad, el medio ambiente y la cultura.
El decenio se inició oficialmente en la sede de la FAO en Roma el 29 de mayo de 2019. El lanzamiento estuvo precedido por sesiones de intercambio y diálogo sobre las prioridades para la implantación del plan de acción global, con la participación de actores claves, incluido el Comité de Acción Internacional para la Soberanía Alimentaria y La Vía Campesina.
Con una gran delegación que representaba a varias regiones del mundo, diversas actividades agrícolas y campos de lucha por la agroecología y la soberanía alimentaria, La Vía Campesina participó activamente en los diálogos, explicó sus expectativas, esperanzas y preocupaciones sobre el decenio. ¿Será este decenio otra declaración de intenciones, además de otros instrumentos ineficaces? ¿Qué definición de agricultura familiar? ¿Qué papel desempeñarán los gobiernos? ¿Qué lugar para la agroecología campesina?
La respuesta a estas preguntas resulta crucial para el éxito del decenio. Elizabeth Mpofu, Coordinadora General de La Vía Campesina dijo a los representantes de los gobiernos en el lanzamiento del decenio:
“Mientras hablamos, el cambio climático y la agroindustria nos amenazan, el hambre aumenta en todo el mundo y lxs campesinxs se suicidan todos los días. Debemos actuar; es hora de implantar soluciones. Nosotras, campesinas y campesinos, tenemos estas soluciones y las llevamos presentando durante mucho tiempo. La solución es promover la agricultura familiar campesina basada en la agroecología y la soberanía alimentaria, incluidos lxs pequeñxs productorxs”.
“Hagamos del decenio una oportunidad para implementar la declaración de la ONU sobre los derechos de lxs campesinxs y otras personas que trabajan en las áreas rurales. Necesitamos que lo que está escrito en papel se traduzca en política pública. Producimos el 80% de los alimentos del planeta. Necesitamos políticas coherentes en todos los niveles. Los invito a dialogar con lxs campesinxs, no solo aquí en Roma, sino a nivel nacional y regional”.
“Todos sabemos que sin nosotrxs no habrá un decenio para la agricultura familiar y no habrá soluciones sostenibles ni metas que alcanzar. Los invito a asumir sus responsabilidades y a tomar medidas concretas, y dedicar esfuerzos y recursos al éxito del decenio. El éxito del decenio solo es posible si se escucha a lxs campesinxs. No es posible sin profundas transformaciones estructurales que incluyan la transición a la agroecología y la reforma agraria real, sin la protección de los territorios y su mantenimiento bajo el control de lxs campesinxs”.
La agricultura familiar tiene nombre y apellido
Gran parte de la discusión en el lanzamiento se centró en la definición de la agricultura familiar. La pregunta no es solo de tipo semántico. Las interpretaciones que obedecen a los intereses privados hacen que el concepto carezca de significado, se desvíen de los objetivos del decenio y acentúan la crisis alimentaria y la pobreza.
Francisca Rodríguez, miembro de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile y delegada de La Vía Campesina en el lanzamiento del decenio, explica:
“Para nosotrxs, el decenio presenta algunos desafíos. Primero, la definición de agricultura familiar. Para nosotrxs, la agricultura familiar tiene un nombre y un apellido. Hablamos de la agricultura campesina. Estamos hablando de la agricultura que fue desarrollada por los pueblos autóctonos. Estamos hablando de una agricultura que alimenta a los pueblos. No se trata de la agricultura de familias que tienen una marca registrada y que forman parte de las empresas agroexportadoras y que nos otorgan derechos sobre nuestras semillas, nuestra forma de producir o consumir, gracias a la propaganda falsa que ellos realizan. Apoyar este Decenio de la Agricultura Familiar tiene que ver implícitamente con la lucha por los derechos de lxs campesinxs y la soberanía alimentaria en nuestros países, en nuestras regiones, en nuestro continente y en el mundo. Esta es la única manera de garantizar una buena vida y salud de los pueblos.
La agricultura es mucho más que una tarea cotidiana ya que implica valores, una cultura, el amor hacia la tierra y la vida, y sobre todo, estar orgullosos de lo que hacemos. Actualmente, nos encontramos amenazados por empresas transnacionales que se han dado a sí mismas los medios para actuar en nuestro sistema alimentario. Hemos respondido y es por eso que hemos elevado la soberanía alimentaria al rango de los derechos de las personas. También hemos hecho propuestas muy enérgicas, muy claras y muy específicas, para que la gente entienda que hoy en día, lxs agricultorxs no solo se encuentran en peligro de extinción, sino que también están en peligro a estar subordinados y vivir en un sistema de esclavitud en el que se encuentran consignados en un gran mercado laboral de mano de obra barata. Hablamos de los derechos de lxs campesinxs a tener una dieta saludable, para poder mantener nuestros campos vivos, diversificados, para poder preservar la fuente de riqueza que es la tierra. Por encima de todo, queremos preservar la vida; y la comida es vida mientras sea producida por la agricultura que ha existido históricamente, tradicionalmente por los pueblos indígenas y por lxs campesinxs. Es por ello que para nosotrxs la agricultura familiar constituye la agricultura campesina y la agricultura indígena. Sin duda, una agricultura realizada por la familia, pero combinada con la comunidad, con la unidad de lxs trabajadorxs para construir el futuro”.
Francisca “Pancha” Rodríguez, miembro de ANAMURI, Chile.
La agricultura familiar (que es, recordemos, campesina e indígena) se conserva en áreas de gobernanza rural de la paz, salvaguardando la biodiversidad, el clima, los derechos humanos y el conocimiento y el estilo de vida rural. Esta gobernanza significa políticas públicas que garantizan el acceso a la educación, la salud, los métodos de trabajo, la distribución y el mercado local. Se hace con trabajadoras/es que pagan lo suficiente para comprar sus cosas. Sin embargo, hasta ahora la agroindustria ha pagado salarios bajos, ha rechazado el acceso a la salud y la seguridad social, ha envenenado el agua y el aire con sus materiales tóxicos y ha introducido una cultura que se basa en transformar la naturaleza en residuos. Estos dos modos de producción agrícola no pueden ser objeto de la misma definición y el mismo plan de acción no puede servirles al mismo tiempo.
Edgardo García, miembro de la Asociación de Trabajadores del Campo, ATC, de Nicaragua y delegado de La Vía Campesina en el lanzamiento del decenio para la agricultura familiar, explica la gran brecha que separa los dos modos de producción y pensamiento:
“La agricultura industrial forma parte de un sistema que estimula las pasiones que impulsan el desperdicio de productos, el saqueo de recursos y la explotación de lxs trabajadorxs. De acuerdo con este sistema, si estás en el desperdicio, estás en la felicidad; y si estás en una producción de calidad, estás fallando como individuo. Es la extorsión y la alegría de la explotación. Es la batalla entre dos mundos de ideas, valores y cultura. La satisfacción ofrecida por la cultura campesina e indígena está en la realización de nuestros derechos, la convivencia con la tierra y con nuestras comunidades. Si proyectamos esto en el contexto del decenio, tenemos por un lado los paradigmas del FMI, la OMC y organizaciones y gobiernos que representan al agronegocio, cuya posición es la promoción del mercado de tierras libres y personas. No hay problemas sociales o económicos, solo hay cadenas de compradores e hipermercados. Por el contrario, en La Vía Campesina, los pescadores y comunidades indígenas hemos promovido las directrices voluntarias sobre los derechos de lxs campesinxs y todo aquello que afecta a los derechos humanos de lxs trabajadorxs migrantes y lxs trabajadorxs transfronterizos. Defendimos las leyes de seguridad social contra el saqueo. Promovemos el respeto por la Madre Tierra. La Convención sobre los Pueblos Indígenas. Y ahora, el decenio de la agricultura familiar. Todo esto es una carga paradigmática de los pueblos por su emancipación y su convivencia con la naturaleza. Para nosotrxs, el decenio es un espacio para promover el cambio social que siempre hemos demandado a favor de los pueblos, lxs trabajadorxs y lxs campesinxs”.
Edgardo Garcia, miembro de ATC Nicaragua
De hecho, el Decenio de la Agricultura Familiar se suma a los instrumentos ya existentes: las Recomendaciones del Comité para la Seguridad Alimentaria sobre el establecimiento de vínculos entre lxs pequeñxs agricultorxs y los mercados, los Diez Elementos de la Agroecología, los Objetivos del Desarrollo Sostenible, la Convención sobre Pueblos Indígenas, etc. documentos que luchan por transformarse en medidas prácticas y revertir la situación del hambre en el mundo, que afecta principalmente a las zonas rurales.
La pregunta que surge, y que ha sido planteada por lxs delegadxs de La Vía Campesina en el lanzamiento del decenio, es la de enlazar y poner coherencia entre estos diferentes instrumentos, para por último enfrentarse a la realidad: un voto a favor de una declaración en una asamblea internacional no exime a los gobiernos de sus responsabilidades para con los pueblos, ya que estas declaraciones resultan ineficaces sin las leyes y políticas públicas correspondientes o con la continuidad de la sustitución de los gobiernos por las empresas multinacionales. .
Implementar el Decenio de la Agricultura Familiar poniendo en práctica la Declaración de los Derechos Campesinos
La conquista más reciente del movimiento campesino internacional es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales, adoptada el 17 de diciembre de 2018.
Zainal Arifin Fuat, miembro del Sindicato de Agricultores de Indonesia y delegado de La Vía Campesina en el lanzamiento del decenio, establece el vínculo entre esta y la Declaración de los Derechos de los Campesinos:
“Acogemos con satisfacción el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar, que reconoce la existencia de esta agricultura y su papel en la producción de bienes que alimentan al mundo. El decenio está vinculado con la Declaración de los Derechos Campesinos. La declaración protege los derechos de lxs campesinxs sobre sus tierras, semillas, agua, distribución, participación. Encontramos estos derechos en los siete pilares del plan de acción del decenio, lo que significa que el inicio de la implementación de la declaración de los derechos de los campesinos se puede hacer a lo largo del decenio. Depende de los esfuerzos de los gobiernos, el FIDA y la FAO. También es una condición para el éxito del decenio. Hemos notado el fracaso en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debido a una implementación que va en contra de los intereses de los pueblos y de los campesinos y no toma la soberanía alimentaria como referencia. El decenio es una nueva oportunidad para tomar las decisiones correctas, especialmente porque millones de personas padecen hambre en las zonas rurales”.
Zainal Arifin Fuat, miembro del Sindicato de Agricultores de Indonesia
Edgardo García agrega: “Para nosotrxs, el decenio es un espacio para promover el cambio social que siempre hemos demandado para las personas, lxs trabajadorxs y lxs campesinxs. Si los gobiernos escuchan estas demandas, la gente rural tendrá sus derechos y podrá producir. Si no nos escuchan, está claro que los gobiernos, la FAO y el FIDA pondrán la agroindustria en el centro del Decenio. El vínculo entre la Declaración de los Derechos de los Campesinos y el decenio se encuentra en el nivel de formulación de políticas, consulta y reconocimiento de las organizaciones en la puesta en marcha del Decenio. Si no tenemos el espacio necesario, esto beneficiará a la agroindustria”.
La primera responsabilidad de las/os delegados de La Vía Campesina es expresar lo que queremos en el marco del Decenio. Su éxito ya no depende solo de nosotras/os, sino de la voluntad política y los esfuerzos y recursos proporcionados por los gobiernos, y también por el apoyo que recibimos de los pueblos, las fuerzas progresistas, los sindicatos y los partidos políticos para influir en los gobiernos en cuestión para la aplicación de la Declaración de los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales.