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Nosotres, el Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (MSCPI),
reconocemos que lograr la soberanía alimentaria, cumplir con el derecho humano a la alimentación y la nutrición para todas las personas, defender los derechos de les campesines y los Pueblos Indígenas, y proteger nuestro medio ambiente y biodiversidad requieren una atención crítica a las tecnologías, antiguas y nuevas, que están dando forma a nuestros sistemas alimentarios. Al mismo tiempo, la tecnología debe avanzar sin truncar el proceso de apropiación del patrimonio por parte de las generaciones futuras, adaptándose a su entorno.

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Debido a la vulnerabilidad actual del mundo, por los efectos combinados del cambio climático, las guerras y otros conflictos, todas las decisiones relacionadas con los sistemas alimentarios no deben tomarse sin la consulta, implicación y participación de todas las partes interesadas, incluidos los movimientos sociales y los pueblos indígenas. Las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los académicos y los gobiernos deben reunirse para analizar cuidadosamente las cuestiones que rodean la recopilación y el uso de datos, ya que estos no pueden considerarse al margen de la digitalización a lo largo de nuestros sistemas alimentarios, y las implicaciones para nuestras comunidades a largo plazo.

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Según el Comité de Seguridad Alimentaria (CSA), “Los datos se refieren a cualquier conjunto de símbolos codificados que representan unidades de información relativas a aspectos específicos del mundo que queden ser capturados o generados, registrados, almacenados y transmitidos en forma analógica o digital.

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“Con las corporaciones y los países económicamente poderosos en control de las infraestructuras que permiten las herramientas de datos, están en juego nuestras esperanzas y sueños de soberanía alimentaria, la producción de alimentos en armonía con la Naturaleza y nuestra propia existencia como campesines, pescadores, pastores, trabajadores rurales y Pueblos Indígenas. Las tecnologías y los procesos digitales afectan a los paisajes, las comunidades y los sistemas de producción de todo el mundo, pero también remodelan nuestra percepción de los sistemas alimentarios mediante la inclusión o
exclusión de “datos que cuentan” y, por tanto, de los futuros alimentarios imaginables.

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Dentro de la definición de datos del CSA, hay espacio para que los datos permitan la soberanía alimentaria facilitando el intercambio de técnicas agrícolas y la adaptación climática agroecológica, aumentando la viabilidad de los pequeños productores de alimentos o revelando el verdadero coste del sistema agrícola industrial. Los datos pueden surgir de sistemas de conocimiento cualitativos, experienciales, colectivos y basados en la tierra, y potenciarlos. Pero la percepción dominante es que los datos se interpretan estrictamente como Big Data cuantitativo, y pueden servir para bloquear un sistema
alimentario injusto, profundizando la consolidación corporativa. A través de los datos adoptados por los responsables políticos como información objetiva, y de los datos que DOCUMENTO DE VISIÓN SOBRE LOS DATOS PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN alimentan la modelación, la toma de decisiones automatizada y otros procesos, las falsas soluciones climáticas peligrosas pueden afianzar el control de un puñado de empresas, las que tienen acceso a la información sobre todos los aspectos de la alimentación, desde la producción hasta el consumo. Al mismo tiempo, las infraestructuras de datos causan daños al ecosistema porque los procesos de digitalización necesitan energía, minerales, tierras raras, agua y tierra para sus instalaciones privadas. Los datos no son “ligeros” y las “nubes” para almacenarlos son edificios pesados que engullen energía.

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El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) es el principal órgano intergubernamental inclusivo para negociar la convergencia de políticas mundiales en materia de seguridad alimentaria. El MSCPI, formado por agricultores a pequeña escala, pastores, pueblos indígenas y otros, facilita la participación de los movimientos sociales y la sociedad civil en el CSA. El flujo de trabajo sobre datos del CSA, que se espera que culmine con la aprobación de las Recomendaciones Políticas, por parte de los Estados miembros durante la sesión plenaria de 2023, fue propuesta por primera vez por la Fundación Bill y Melinda Gates, con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos.

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El MSCPI ha argumentado que esta línea de trabajo debería ampliarse desde su enfoque técnico propuesto para abordar la digitalización más amplia de todos los sistemas alimentarios, la gobernanza de la tecnología, la rendición de cuentas, los conflictos de intereses y el poder corporativo. Pero la Fundación Gates, así como algunos Estados miembros, han seguido insistiendo en la importancia de un flujo de trabajo limitado, sin mención alguna a la gobernanza de los datos. Este enfoque despolitiza el debate y permite una digitalización controlada por las empresas, ya que excluye otros sistemas de conocimiento. Este documento ofrece una visión alternativa.

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Esta declaración de visión es una instantánea del estado actual de este debate. Se trata de una conversación emergente, y existe una mayor necesidad de que los movimientos sociales aporten su comprensión política y experiencias vividas. Pretendemos que este documento sea una hoja de ruta para debates más profundos, colaboraciones e investigaciones; un trabajo colectivo en curso. Este documento de Visión sirve de invitación para que los gobiernos abran el diálogo. Mientras la recopilación, la transmisión, el almacenamiento, la interpretación y el uso de datos para la seguridad alimentaria y la nutrición siga siendo un esfuerzo patentado dirigido por corporaciones multinacionales, seguirá siendo una fuente de conocimiento peligrosamente sesgada con beneficios profundamente desiguales.