Crisis en Afganistán: ¡el Imperialismo y los fundamentalismos religiosos aseguran guerra, no paz!
La retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán ha puesto de manifiesto una vez más la desgarradora situación y el precario futuro del pueblo afgano que en las últimas cuatro décadas no ha experimentado más que guerra y violencia. El ascenso de los talibanes tampoco ofrece perspectivas de paz y justicia social.
Veinte años de ocupación estadounidense ya han dejado a Afganistán en ruinas. El coste humano ha sido grave: más de 241.000 civiles afganxs han muerto y cuatro millones atravesaron desplazamientos internos forzados. Otros 7 millones abandonaron el país como refugiadxs en las últimas dos décadas. Alrededor del 48% de la población afgana se encuentra por debajo del umbral de pobreza nacional.
Cuatro décadas de guerra imperialista han socavado la legitimidad del Estado afgano y sofocado el desarrollo de fuerzas políticas legítimas que representen la voluntad de su pueblo. En su lugar, el pueblo ha quedado a merced de los señores de la guerra. La actual generación de jóvenes afganxs sólo ha conocido tiempos de guerra.
Y ahora Afganistán una vez más se encuentra bajo un régimen autoritario. Los talibanes, una fuerza regresiva, patriarcal y de fundamentalismo religioso, gobiernan infundiendo miedo al pueblo afgano. Al igual que en los años 90, cuando la retirada soviética dejó armas de guerra por valor de mil millones de dólares en poder de los talibanes, se calcula que ahora tienen acceso a 85.000 millones de dólares de tecnología armamentística avanzada dejada atrás por los ejércitos imperialistas en retirada. También se teme que otros grupos fundamentalistas, internos y externos a Afganistán, encuentren un punto de apoyo en la región para organizar acciones nefastas. La paz parece una posibilidad lejana.
Millones de personas afganas, en particular mujeres, niñas y jóvenes, están intentando escapar del dominio talibán. El mundo entero fue testigo de las trágicas muertes de quienes cayeron luego de intentar aferrarse a los aviones en los que diplomáticos internacionales dejaban el país. Este triste fin es la nunca conclusión posible para las guerras imperialistas que han causado estragos en todo el mundo. Al final, quienes más sufren son las mujeres, las niñas y lxs jóvenes, quienes sueñan por una sociedad equitativa y justa. Esto es lo que el imperialismo, el patriarcado y la codicia corporativa le han ocasionado a un pueblo.
La ONU advirtió que los suministros de alimentos en Afganistán podrían agotarse a fines de septiembre y empujar así a millones de personas al hambre. Más de la mitad de la población depende de la ayuda extranjera para sus necesidades cotidianas. Las reservas nacionales de alimentos ya estaban seriamente afectadas luego de una sequía que impactó en cultivos tan esenciales como el trigo.
Sin acceso a los 9 mil millones de dólares de reservas del banco central congelados en Estados Unidos y con una entrega indispensable de dólares cancelada con el colapso del gobierno anterior, lxs ciudadanxs de Afganistán ya se están enfrentando a la suba de precios de ítems esenciales. El valor de la rupia afgana se desploma al mismo tiempo que comienza la escases de efectivo.
Las potencias regionales e internacionales enfocan sus miras en las reservas minerales que valen más de 1 billón de dólares y hacen fila para legitimar el gobierno fundamentalista que asumió el gobierno. El país continuará enfrentando múltiples desafíos de parte de diferentes fuerzas económicas imperiales y regionales con intereses financieros en Afganistán.
Los movimientos sociales deben expresar su solidaridad con el pueblo afgano. Como La Vía Campesina denunciamos los fundamentalismos religiosos, el terrorismo y los intereses egoístas de las élites imperiales.
Convocamos a toda la sociedad civil del mundo a resistir cualquier intento de imponer sanciones económicas a un país que ya ha sido devastado. Las sanciones económicas solamente castigarán fuertemente a las clases trabajadora y campesina del país. Al mismo tiempo, las elites fundamentalistas y capitalistas acapararán toda la ayuda interna que fluya hacia el interior del país.
Insistimos que aquellos países responsables de esta crisis abran las puertas al pueblo afgano en busca de asilo y refugio. Quienes creemos en una sociedad igualitaria, pacífica y justas debemos unir nuestras fuerzas y expresar nuestra solidaridad con el pueblo de Afganistán.
Como La Vía Campesina continuaremos exigiendo una nueva autoridad en Afganistán que observe, respete y proteja los Derechos Humanos. Exigimos la implementación efectiva de la Declaración de la ONU de los Derechos de lxs Campesinxs y Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales para garantizar soberanía alimentaria y justicia para el pueblo de Afganistán.
¡Basta de Imperialismo, Fundamentalismos y Patriarcado! ¡Por Soberanía Alimentaria y Paz y Justicia Social!