Crisis alimentaria: ¡no se puede jugar al casino con la alimentación!

COMUNICADO DE PRENSA  – Coordinadora Campesina Europea y Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos

Si los disturbios por hambre en 40 países llamaron la atención de la opinión pública, la crisis alimentaria no data de hoy.
Después de décadas de desregulación del mercado internacional y europeo, bajo los auspicios muy ideológicos de la OMC y la UE, el balance es severo y dramático. La crisis actual pone de manifiesto que no se puede jugar con la alimentación y que la regulación de los mercados tanto a nivel internacional como a nivel europeo es indispensable para la seguridad alimentaria de las poblaciones.

En un contexto de reducción fuerte de las reservas alimentarias, los agrocombustibles industriales se han desarrollado en el mundo en los 2 últimos años, reforzando la presión en los mercados. La decisión política muy intervencionista de la UE de financiar su desarrollo y de obligar el mercado a incorporarlos, acentuó la perspectiva de competencia con las producciones alimentarias.

Después de sequías repetidas en Australia que influyeron los precios, la especulación financiera internacional, a partir del verano 2007, causó un aumento nuevo y brutal de algunos precios agrícolas. En numerosos países, la privatización de las reservas alimentarias favorece la especulación local.

El planeta, que según la FAO puede alimentar 12 mil millones de habitantes, no carece globalmente de alimentación; efectivamente la cosecha de trigo nunca estuvo tan buena como en 2007 y la de arroz estuvo muy buena. El problema es el acceso de las poblaciones pobres a esta alimentación y la dependencia de numerosos países de las importaciones, favorecida por las instituciones internacionales.
    
Recordemos que los precios alimentarios aumentaron mucho más que no lo justifica el aumento de algunos precios agrícolas. La agroindustria y la gran distribución tienen una responsabilidad grave.
    
¿Qué respuestas aportar a la situación actual?
    

  • Necesitamos una política pública de agricultura, para administrar los mercados y las reservas, necesarias para la seguridad alimentaria.
    La regulación de los mercados es sin duda más una política del futuro que del pasado y la Comisión Europea, enfocada en un chequeo médico sin chequeo, debería ver más lejos.   
  • Es la agricultura campesina, local y social que garantizará la seguridad alimentaria de las poblaciones. Puede alimentar a la población del mundo entero.
  • Esta agricultura campesina, asociada a una voluntad política de relocalizar las producciones y de dar la prioridad al comercio local y regional, puede también contribuir a enfriar el planeta, a proteger la fertilidad de los suelos y la biodiversidad.
  • La soberenia alimentaria es un desafío inevitable tanto en el Norte como en el Sur.

Bruselas, 7 de mayo 2008
   
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