Conferencia Internacional de La Vía Campesina

Con el lema “Alimentamos nuestros pueblos y construimos movimiento para cambiar el mundo” se están celebrando estos días, del 16 al 24, en Derio, la VII Conferencia Internacional de la Vía Campesina. Las y los campesinos del mundo analizan la coyuntura internacional en el marco de la lucha campesina: los impactos del acaparamiento de tierras, la “economía verde”, el agronegocio, las transnacionales y políticas neoliberales en la Soberanía Alimentaria, la Tierra, el Agua, las Semillas, la Biodiversidad y en la reproducción de la Vida. Plantean modelos alternativos que contribuyan al buen vivir de las personas y a frenar fenómenos como el cambio climático y las migraciones.

Este movimiento internacional coordina organizaciones de campesinos, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadores agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra. Tiene su sede actual en Yakarta, capital de la República de Indonesia. Comprende actualmente en torno a 164 organizaciones locales y nacionales en 73 países de África, Asia, Europa y América. En total, representa a alrededor de 200 millones de campesinos y campesinas. Es un movimiento autónomo, pluralista y multicultural, sin ninguna afiliación política, económica o de cualquier otro tipo.

En febrero de 2007, Vía Campesina, junto con la Marcha Mundial de Mujeres, organizó el ‘Foro por la Soberanía Alimentaria’ en Nyéléni, localidad de Mali. Su objetivo era “llevar a cabo un debate estratégico sobre qué se entiendo desde los movimientos sociales por soberanía alimentaria, qué propuestas concretas se reivindican y cómo llevarlas a cabo”. Estos Foros han continuado hasta hoy reclamando la agroecología y, en ella, el papel central de las mujeres. Los últimos Foros se celebraron en 2009 y 2013 en Zimbawe y Djakarta. La organización EHNE-Bizkaia (Euskal Herriko Nekazarien Elkartasuna, que incluye Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Nafarroa ) acoge esta VII Conferencia.

En palabras de su representante Francisca Rodríguez, en el ‘Encuentro Mundial de Movimientos Populares’ en el Vaticano (octubre, 2014), “las y los campesinos del mundo somos pueblos, comunidades, organizaciones y familias altamente diversas… Nos unen nuestros sueños y nuestras luchas por seguir siendo mujeres y hombres del campo y por seguir existiendo como pueblos originarios, agricultores, criadores, recolectores, pastores, pescadores… Somos parte un movimiento con presencia mundial donde defendemos el derecho y el sueño a seguir siendo campesinos y pueblos del campo, donde luchamos por el buen vivir de todas y todos…con propuestas de vida, trabajo, soberanía alimentaria y convivencia digna entre todos y todas para globalizar la esperanza”.

Esta coalición lanzó el concepto de ‘soberanía alimentaria’ como el derecho de los pueblos a definir sus políticas agropecuarias y a producir alimentos a nivel local. Lanzó este concepto en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996. La idea fue creciendo y actualmente cuenta con el reconocimiento de numerosas instituciones y gobiernos. Forma un movimiento popular global promovido por una gran variedad de sectores sociales tales como pobres de las grandes ciudades, grupos medioambientales, grupos de consumidores, asociaciones de mujeres, pescadores, pastores y otros muchos sectores. Así por ejemplo, el ‘Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural en Andalucía’ (SOC-MRA) fue la organización fundadora de Vía Campesina en Andalucía y hoy día su presencia sigue siendo muy importante en este pueblo dominado por la colonización, por la explotación de terratenientes, castigado por el paro y la pobreza, para recuperar su tierra al servicio del pueblo. EHNE forma parte de la Vía Campesina de 1997.
Los ejes de trabajo de la Vía Campesina son, por tanto, la soberanía alimentaria, la reforma agraria, la biodiversidad, los recursos genéticos, la situación de las mujeres jornaleras, los derechos humanos, las migraciones, los trabajadores rurales y la agricultura sostenible.

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente adecuados, producidos mediante métodos sostenibles, así como su derecho a definir sus propios sistemas agrícolas y alimentarios. Desarrolla un modelo de producción campesina sostenible que favorece a las comunidades y su medio ambiente. Sitúa las aspiraciones, necesidades y formas de vida de aquellos que producen, distribuyen y consumen los alimentos en el centro de los sistemas alimentarios y de las políticas alimentarias, por delante de las demandas de mercados y empresas.

Presentándose hoy en día como una de las repuestas más consideradas a las actuales crisis alimentarias, sociales y climáticas, la soberanía alimentaria prioriza la producción y consumo local de alimentos. Reivindica para cada país el derecho de proteger a sus productores locales de las importaciones baratas y controlar la producción. Otorga el poder de la gestión de los recursos a los campesinos y agricultores familiares, destacando también la pesca artesanal y el pastoreo tradicional. Coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica de los pueblos. Garantiza que los derechos de uso y gestión de tierras, territorios, agua, semillas, ganado y biodiversidad estén en manos de quien produce alimentos y no del sector empresarial. Así, la implementación de una auténtica reforma agraria constituye una de las prioridades del movimiento campesino.

Euskal Herria, al acoger esta VII Conferencia de La Vía Campesina por medio del EHNE-Bizkaia, afirma también la necesidad y urgencia de soberanía alimentaria en el conjunto del territorio vasco. Es su “principio clave en cuanto a que implica capacidad de decidir, pero vinculado también a lo que una sociedad bien informada quiere, que es una producción agroecológica cercana, que garantice salubridad, calidad alimentaria, y respeto al medio ambiente y al clima, además de empleo y vitalidad del medio rural”. Como miembro de este movimiento internacional, compartiendo su solidaridad con las y los campesinos del mundo, reclama, contra el negocio de las multinacionales capitalistas, la justa distribución y comercialización de los productos del campo, defiende sus derechos, impulsa la justicia social y su dignidad basada en la igualdad de mujeres y hombres que trabajan y la tierra que cuidan y de la que viven y vivimos.

Fuente: NAIZ