Brasil: Los distintos ingredientes de una Reforma Agraria Popular
Escuchar Entrevista. Hijo de pequeños campesinos sin tierra, se suma al Movimiento de los Sin Tierra (MST) en una ocupación de tierras ya al siguiente año de gestado el movimiento, en 1984. Al día de hoy integra la directiva nacional del MST. En entrevista, Gilmar Mauro comparte un análisis sociopolítico avezado sobre la historia y el rol social, económico y político que tiene el movimiento al que pertenece.
En la entrevista realizada en el marco del VI Congreso del MST, realizado de 10 a 14 de febrero, el dirigente consideró que esta misma instancia constituyó un “espacio importante de formación, de lucha, de articulación porque hay una dificultad muy grande para que nos juntemos todos permanentemente, por motivos geográficos y económicos”.
El hecho de que el movimiento esté cumpliendo 30 años es visto por Gilmar en sí mismo como un logro: “Es la organización campesina que más tiempo duró, otras fueron destruidas, principalmente, por la dictadura militar de 1964”. Este momento está siendo de rescate y evaluación, con miras a cómo seguir adelante: “Nosotros rescatamos la historia de los movimientos campesinos, y también tenemos nuestra historia, y es a partir de ella que estamos haciendo una evaluación de los avances que tuvimos y de los errores, y retos políticos que tenemos por delante.”
Aunar luchas económica y política
Entre las conquistas que destaca, Gilmar señala con contundencia: “Creo que el logro más importante que hemos tenido es el de rescatar la dignidad de un pueblo”. Esta dignidad pasa entre otras cosas por luchar porque los campesinos y campesinas se conviertan en sujetos políticos: “Logramos construir una organización social manteniendo un rumbo político. Eso nos dio las condiciones para dar la lucha económica inmediata: la lucha por la tierra, por créditos, por viviendas; pero conjugada con un proceso de formación y una lucha política.”
Concebir, o llevar a cabo, de forma separada la lucha económica y política según el dirigente, constituye una separación “pro burguesa”: “en primer lugar porque impide que la gente en la lucha económica inmediata acceda a un determinado grado de consciencia y se transforme en sujeto político. En segundo, el partido político desvinculado de las cuestiones reales del pueblo, se transforma en burocracia”.
Al hablar de los distintos componentes que integran la construcción que hace el MST para una reforma agraria popular, Gilmar Mauro, utilizó el plato típico brasileño, la feijoada, como metáfora: “La feijoada tiene como ingrediente principal el frijol, y se le agregan distintos condimentos y carne de cerdo. No se puede hacer feijoada sin frijol, pero una feijoada sólo con frijol, queda con poco sabor. Así es la reforma agraria. No se puede pensar un reparto agrario sólo distribuyendo la tierra. La tierra es el ingrediente principal, pero además de la tierra, tiene que haber formación, capacitación, cooperativas, agroindustrias, escuelas, ir intentando erradicar el analfabetismo en las áreas de asentamiento, invertir en formación política, en comunicación, etc.”
Todos estos componentes han sido objeto de fuerte apuesta del MST en todos estos años, y el proceso de organización del movimiento le ha permitido tener importantes conquistas en todas las áreas mencionadas, según afirmó el dirigente.