Brasil: ‘Feminismo campesino es resistencia’: la lucha de Lucineia Freitas en el MST
Nacida en el interior de Mato Grosso, Lucineia Freitas es dirigente nacional del sector de género del MST. Conozca su historia de lucha por la tierra y sus reflexiones sobre el papel de las mujeres en el movimiento.
Desde sus primeros años de vida Lucineia Freitas vive la experiencia de trabajo y lucha por la tierra. “Hemos crecido entre la labor de la tierra y los sindicatos”, recuerda la dirigente nacional del sector de género del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra). Nacida en el municipio de Nobres, en el interior de Mato Grosso, Lucineia es hija de campesinas y compartía el hogar con seis hermanos.
En la década de 90, cuando el territorio pasaba por un intenso conflicto por la tierra, su padre participaba del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras Rurales de Nobres. “Eso impactó bastante en la formación de todos los hijos, tanto para involucrarnos en la lucha, como para la negación”, cuenta.
Lucinea eligió seguir el camino recorrido por su padre. Ella, que siempre estudió en escuelas públicas, se recibió en Ingeniería Forestal en la Universidad Federal de Mato Grosso (UFMG). Durante los estudios se involucró en la militancia estudiantil de la Asociación Brasileña de Estudiantes de Ingeniería Forestal (ABEEF), y a partir de eso conoció al MST.
En el año 2006, cuando terminó sus estudios, empezó a militar en el MST. Vio el movimiento como una forma de consolidar su carrera, ya que no le interesaba ingresar al sector maderero de Mato Grosso. “El MST es un camino para permitir que avancemos en el debate de la Ingeniería Forestal, del proceso técnico, pero también un debate político para nuestros asentamientos”, cuenta.
Desde entonces, no abandonó el MST y ya suma 16 años de militancia. Durante este período también avanzó en sus estudios, realizó una maestría en el área de Educación y un doctorado en el campo de la Salud Pública.
Hoy, Lucineia vive en Río de Janeiro junto a su hijo Luan. Con una trayectoria extensa en el MST pasando por diferentes áreas y cargos, la activista se dedica ahora al sector de género del movimiento. “Percibimos que las mujeres tienen un protagonismo muy grande, pero ellas estaban alejadas de los espacios de decisión, entonces es esa la articulación que estamos construyendo”. Para ello actúan en la formación política y en la organización productiva de las mujeres del movimiento.
Otro punto que las mujeres proponen es pensar la agroecología más allá de la producción, constituyéndose como un espacio de discusiones de las relaciones humanas.
“No se producen alimentos saludables con relaciones enfermas, no hay como producir agroecológicos si hay violencia contra mujeres y niñes”, afirma la activista.
Ella ve la agroecología más allá de la producción de alimentos libres de agrotóxicos, transgénicos y fertilizantes. “Es una forma de repensar nuestra relación con la tierra, con la naturaleza y con nosotras mismas”, dice. Explica también que tenemos un modo productivo que se constituye a partir de la violencia, siendo necesario primero problematizar esa cuestión para luego reconstruirla.
Según la activista, por la división histórica de roles de género en el ambiente rural, las mujeres son las más conectadas con la vivencia de la agroecología. Eso porque son ellas las que cuidan de las huertas, donde hay una diversidad de vegetales, plantas ornamentales y comestibles. Tal diversidad productiva está prevista en el concepto de agroecología.
A partir de la esencial actuación femenina en la agroecología y lucha por la tierra, la Vía Campesina, movimiento campesino que reúne organizaciones de varios países e incluye al MST, creó el concepto de feminismo campesino popular.
“Para nosotras [del MST] el feminismo campesino popular es una práctica de resistencia. Al entender el territorio y el pueblo como dos espacios agredidos por el capital, patriarcado y racismo, se coloca en el enfrentamiento de esas ataduras. La violencia que ocurre en el territorio también afecta a nuestros cuerpos”, afirma.
“Enfrentar el agronegocio, el hidronegocio y el mineral-negocio es tan esencial para construir la autonomía de las mujeres como enfrentar la violencia doméstica, el patriarcado y el machismo”, completa.
A la pregunta sobre qué tipo de Brasil intenta construir a través de su militancia, Lucinea nos recuerda una frase de la filósofa y feminista alemana Rosa Luxemburgo: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Ella agrega que quiere ser “semilla para enfrentar la falta de acceso a los derechos – alimentación saludable, vivienda, salud, educación, ocio y cultura – y enfrentar las violencias raciales, patriarcales y de clase”.
Lucineia Freitas es dirigente nacional del sector de género del MST
Crédito: Thayna Bonin
Este reportaje forma parte de la serie “Feminismos”, una asociación que tenemos con la Fundación Rosa Luxemburgo. La serie cuenta historias de mujeres que tienen la política como propósito de vida.
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