Brasil: Esperanza para los Pobres de la Tierra
IV Congreso Nacional de la CPT
Ha comenzado este 13 de julio, en Porto Velho, capital del estado amazónico de Rondonia, el IV Congreso Nacional de la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra, por sus siglas en portugués), que acoge, hasta el próximo día 17, a unos mil representantes, llegados de todos los rincones de este inmenso Brasil, de los muchos hombres y mujeres que, movidos por la esperanza del Reino, dan su vida para que otro mundo y otra forma de vivir se haga realidad.
Son campesinos, indígenas, agentes de pastoral, militantes de los movimientos sociales que se reúnen en torno de un tema, “¡Está oscuro, pero yo canto!”, y un lema, “Memoria, rebeldía y esperanza de los Pobres de la Tierra”.
Hubo un tiempo en que formar parte de la CPT estaba mal visto, pues luchar por Tierra, Techo y Trabajo, para algunos, siempre fue propio de comunistas. Son 40 años de lucha de la Comisión Pastoral de la Tierra, tiempo de mártires, de vidas entregadas por el Reino, pero, igualmente, momentos de plantar semillas de esperanza en la vida de los desheredados de este mundo desigual del que formamos parte.
Hoy las cosas han cambiado y los vientos llegados del Sur, han dado a la Iglesia una nueva forma de relacionarse con las problemáticas sociales. Nadie necesita usar sus propias palabras para ser profeta y denunciar las injusticias que están presentes en el mundo que nos rodea. Por eso, Monseñor Enemésio Lazzaris, presidente de la CPT y obispo de la diócesis de Balsas, estado de Maranhão, se sirvió de las palabras que el Obispo de Roma, llegado del fin del mundo, pronunciaba la semana pasada en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares: “¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?… ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?… Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco.”
Este Congreso es un momento para oír a los trabajadores y trabajadoras que enfrentan vientos contrarios dentro de la actual coyuntura política del estado brasileño, como señalaba Leonildes Medeiros, investigadora de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, quien constataba que los grandes proyectos, vinculados al agro-negocio y al capital financiero especulativo, son quienes dirigen hoy la política territorial brasileña, ignorando las demandas de los campesinos. El pueblo del campo está siendo exiliado en su propio país, en su propio territorio, siendo conducido para el cautiverio, señalaba Plácido Junior, agente de la CPT en el Regional Nordeste II.
Son conflictos provocados por el propio Estado Brasileño, en opinión del cacique Babau, del Pueblo Tupinambá de la Serra do Padeiro, estado de Bahia, que se hizo conocido en todo el país cuando el año pasado fue preso para evitar que pudiese encontrarse con el Papa Francisco en Roma. Babau reclamaba que sea reconocida la forma de gestión del territorio y de organizarse colectivamente que cada pueblo tiene. Un reconocimiento que, en opinión de María de Fátima, líder de las comunidades formadas por los descendientes de esclavos, en el estado de Tocantins, no puede esperar más y debe ser reclamado, uniéndose para luchar o morir.
Serán días de convivencia, reflexión, debate, celebración, puesta en común de experiencias, que hagan posible la elaboración de objetivos comunes para la construcción de un mundo mejor para todos y todas, donde aquellos que no cuentan puedan encontrar señales de esperanza para continuar luchando juntos.
Las palabras de Pedro Casaldáliga, el obispo profeta y poeta, con las que se encerraba la Celebración de Abertura, ayudan a mantener viva esa utopía.
¡Dios de toda vida,
único Señor de la Tierra,
Padre-Madre de la familia humana!
¡Tú nos quieres viviendo en hermandad,
sin miedo y sin violencia,
sin egoísmo y sin corrupción:
en la justicia,
en la solidaridad,
en el amor,
cuidando de la vida!
¡Bendice estos alimentos,
frutos de la Tierra-Madre
y arte de nuestras manos!
¡Reenciende la llama de nuestra utopía!
¡Fortalece nuestra marcha
para la Tierra Prometida
de la reforma agraria,
de la ecología profunda,
del trabajo con dignidad,
de la economía sustentable,
de la democracia real!
¡Por el lloro,
por los sueños,
por la lucha
y por la sangre
de los hermanos y hermanas
que nos precedieron y acompañan!
¡Por tu Hijo, Jesús, el Libertador.
Siempre en la busca de tu Reino.
Amén, Axé, Awere, Aleluia!
Informaciones recogidas de http://www.cptnacional.org.br