Apertura de “La contaminación transgénica del maíz: ¿crimen de lesa humanidad?”
Primera audiencia para presentar el caso del maíz transgénico ante tribunales internacionales
Convocado por La Vía Campesina Región América del Norte
Red en Defensa del Maíz (México)
Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (México)
Guadalajara, 2 de marzo 2010. Frente a la conferencia “técnica” internacional de la FAO en Guadalajara, titulada “Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo” – que no es nada más que la promoción de los transgénicos — hoy se inauguró la Primera Audiencia para Presentar el Caso del Maíz Transgénico ante Tribunales internacionales, convocado por La Vía Campesina Región América del Norte, la Red en Defensa del Maíz (México), y la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (México), con la participación de 276 personas, en su gran mayoría bases y dirigentes de las organizaciones campesinas e indígenas de 19 estados mexicanos, de los Estados Unidos, y de Canadá.
La audiencia fue inaugurada por Alberto Gómez Flores de la Vía Campesina, Eutimio Díaz del Pueblo Wixarika (en nombre de la Red en Defensa del Maíz) y Octavio Rosas de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. Alberto Gómez expresó que para los pueblos campesinos e indígenas de México, es una agresión que la FAO venga a promover los transgénicos, mientras que la contaminación transgénica del maíz es “un crimen de lesa humanidad.” Después habló Pat Mooney del Grupo ETC (Canadá), quien denunció que “la contaminación transgénica y las empresas transnacionales ya contaminaron a la FAO y a la Organización de las Naciones Unidas, que también es un crimen contra la humanidad.” Precisó que lo que es “una crisis para la gente – el hambre – es vista cínicamente por las empresas como una oportunidad para vender nuevos productos, como las semillas transgénicas.”
Camila Montecinos de GRAIN en Chile, envió su ponencia por escrito, ya que no pudo viajar como consecuencia del terrible terremoto que azotó a su país. En su documento, leído al público presente, denunció que “la contaminación transgénica es una estrategia intencional de parte de las empresas, para abrir nuevos mercados para sus semillas,” con el argumento de que como no haya vuelta atrás, ya no hay porqué no aprobar su siembra legal. George Naylor, expresidente de la Coalición Nacional de Agricultores Familiares (NFFC) de los Estados Unidos, notó que en la experiencia de sus vecinos, “la vacas se niegan a comer los rastrojos del maíz transgénico, solo comen el maíz normal,” y que esto muestra la mentira de que los transgénicos no son nocivos para la personas y los animales. Silvia Ribeiro, del Grupo ETC planteó que los “transgénicos son un gran experimento”, en donde todos nosotros somos los conejillos de indias, ya que “no se han hecho estudios oficiales sobre sus impactos en la salud y en el medio ambiente,” aunque si, precisó, existen muchos estudios independientes que muestran lo malo que son para la salud de quien los consume.
Ernesto Ladrón de Guevara de la UNORCA repasó todas las leyes neoliberales sobre semillas, bioseguridad, etc., que “han dado resultados pobres o negativos.” Evangelina Robles del Colectivo Coas, de igual manera, explicó cómo, a partir de la firma del TLCAN, se comenzó a modificar las leyes mexicanas, con el fin de “desarticular y privatizar todos los elementos del territorio indígena y campesina, la tierra, el agua, al aire, los bosques, la biodiversidad, etc.,” abriendo camino a los transgénicos, entre otros males.
En la tarde siguieron testimonios de productores y productoras indígenas y campesinos. Un compañero y una compañera, mixtecos de Oaxaca, contaron como sus maíces tradicionales quedaron contaminados por hasta tres diferentes tipos de transgénicos, pero que han desarrollado sus propias técnicas de descontaminación, como arrancar las plantas deformadas o cortarle la espiga. Eutimio Díaz, Wixarika de Jalisco, describió como, “para los pueblos indígenas, el maíz es lo primero, el maíz es nuestro, y somos parte de ella.” Comentó que en sus comunidades han tomado la decisión firme de defender su maíz, y que por esto, “no aceptamos ninguna semilla del gobierno, porque no se sabe qué es, o por qué fin lo ofrecen a uno.” Coincidió Sergio Bautista, Nahua de la Huasteca hidalguense, en que “no sembramos ninguna semilla proveniente de la SAGARPA” Comentó que “el maíz es muy sagrado, es nuestra propia vida.”
Ineke Booy, de la Unión Nacional de Agricultores de Canadá (NFU), explicó como, al convertir su rancho en orgánico, “pensábamos que habíamos ganado la batalla contra las transnacionales de los agrotóxicos, pero ahora, una vez más, estamos bajo ataque, ahora por los transgénicos.” Jan Slomp, de la misma organización, contó la historia de las nuevas leyes en Canadá que prohíben intercambiar o sembrar semillas que no están en una lista “oficial”, y que los funcionarios corruptos se dediquen a sacar a las variedades no transgénicas de la lista. En el caso de la canola, apuntó, “el productor queda con sólo dos opciones: sembrar transgénicos, o dejar de sembrar.” La compañera Amalia Salas de Xochimilco, D.F., expresó que “la Madre Tierra está enojadísima con nosotros, porque no la estamos cuidando.” Y que, “si no cuidemos al maíz de los transgénicos, los abuelitos se enojarán con nosotros.” Olegario Carillo, de la UNORCA, denunció “la acción conjunta de las empresas transnacionales con el gobierno entreguista de México,” que nos han conducido al lamentable estado actual de contaminación transgénica, a la vez que afirmó el compromiso de su organización con la lucha en defensa del maíz.
Rechazamos que la FAO promueva los transgénicos.
¡No al maíz transgénico! ¡Fuera Monsanto!
¡Soberanía Alimentaría Ya!
2 de marzo de 2010, Guadalajara, México
Delegación (México, Estados Unidos, Canadá) de La Vía Campesina de la Región de América del Norte, frente a la Conferencia de la FAO sobre Biotecnologías Agrícolas en los Países en Desarrollo
www.viacampesinanorteamerica.org
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