“Nuestra apuesta es la Soberanía Alimentaria y la supremacía de los derechos humanos sobre los intereses de las empresas transnacionales”

En esta semana en Ginebra, del 23 al 26 de Octubre,  se realiza la Tercera Sesión del Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre las  Empresas Transnacionales y otras empresas comerciales en materia de respeto a los Derechos Humanos. El objetivo es elaborar un Tratado Vinculante que imponga obligaciones para los estados y empresas transnacionales que garantice justicia, y que acabe con la impunidad y la violación sistemática de derechos humanos en los territorios y comunidades.

Varias organizaciones,  comunidades de afectados y movimientos sociales como La Vía Campesina junto con otros defensores de justicia social y ambiental, se vienen movilizando desde el 2014, para continuar presionando a los gobiernos y evitar que se descarrile el proceso del Tratado Vinculante.

El Tratado vinculante a nivel de las Naciones Unidas es uno de los pequeños frenos que los pueblos pueden  tener frente a la impunidad de las transnacionales. El imperio de la desregulación salvaje que la globalización neoliberal impuso en los últimos 30 años al mundo, dejó a las personas y comunidades desprotegidas y disminuyó – casi a cero en muchos lugares – sus derechos más elementales, al mismo tiempo que fue erigida una poderosa arquitectura de la impunidad para blindar las operaciones de los inversionistas (tratados de libre comercio, de protección de inversiones, mecanismos de resolución de controversias inversionista-Estado, entre otros).

A continuación compartimos la presentación integral de Federico Pacheco del Sindicato de Obreros del Campo, SOC- SAT miembro de La Vía Campesina, quien intervino hoy en el Panel I:

Presento esta declaración en nombre de La Vía Campesina, en el marco de la Campaña Global para reivindicar la Soberanía de los pueblos, desmantelar el poder de las transnacionales y poner fin a la impunidad.

Desde La Vía Campesina Internacional ratificamos nuestro apoyo al proceso de negociación para la elaboracion de un tratado vinculante que limite el poder de las transnacionales y las responsabilice por las violaciones de derechos humanos. Y en particular, reafirmamos nuestro apoyo y nuestra confianza en la representación del Ecuador y en su embajadora, sobre todo frente a las obstrucciones que se han planteado ayer en esta sala.

Nuestro compromiso en este proceso va a continuar hasta el final porque no es posible frenar este reclamo legítimo de millones de campesinos/as, pastores y pescadores que diariamente ven vulnerados sus derechos fundamentales por las empresas transnacionales, sin posibilidades de reparación y sin otros medios para ganarse la vida. Millones de campesinos/as -incluso en Europa- se ven privados de tierra, semillas, agua o pesca por el acaparamiento de los recursos, la agroindustria, las infraestructuras inútiles y las guerras, todo ello realizado o provocado por un gran número de empresas transnacionales.

Y esta economía del pillaje es completada por la economía de la guerra y de la esclavitud, que permite a otras multinacionales de lucrar con los flujos migratorios, el control de las fronteras y la explotación de trabajadores, en su mayoría inmigrantes, en la agricultura industrial y en otros sectores económicos precarizados. No olvidamos tampoco que la criminalización y el asesinato de muchos/as de nuestros/as líderes y militantes son promovidos por compañías extractivistas transnacionales y apoyados por medios de comunicación también transnacionales.

Desde La Vía Campesina no entendemos la insistencia en querer incluir las empresas nacionales en el ámbito del tratado, ya que es evidente que son específicamente los entramados societarios internacionales los que gozan de total impunidad, los que son protegidos por los acuerdos de inversión y comercio, y los que poseen un poder económico varias veces superior a muchos estados.

Somos los primeros en exigir respeto a las vulneraciones de derechos por parte de otros actores estatales o privados, pero para ello hay otros cauces y mecanismos. Querer abarcar todo tipo de empresas no sirve más que para desviar la atención del problema principal y para reducir la eficacia del tratado vinculante. Necesitamos correr el velo corporativo, fijar obligaciones directas y establecer garantías de acceso a la justicia y reparación que en este momento solo se puede asegurar a través de obligaciones extraterritoriales de los estados y con la institucion de un mecanismo de aplicacion internacional. En nuestro proyecto de tratado, podran encontrar propuestas concretas en este sentido.

Pedimos a los estados un esfuerzo en mantener el enfoque de este proceso en la TNCs y en sus complejas y extensas cadenas de suministro. Y les pedimos que no utilizen nuestro nombre como victimas y afectados, cuando en realidad estamos planteando una postura y unas necesidades diferentes.

Nuestra apuesta campesina de desarrollo es la Soberanía Alimentaria en el ámbito de la autodeterminación de los pueblos y la supremacía de los derechos humanos sobre los intereses y beneficios de las empresas transnacionales. Pedimos a la Unión Europea, y a todos los estados europeos individualmente, que cambien su actitud, que recuperen los fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas y sus mejores tradiciones humanistas y garantistas, y que participen, apoyen y lideren este proceso legítimo, necesario y urgente.

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