Alerta Campesina #4: Violencia en el campo – Masacres en Colombia y Brasil

Desde mediados de enero, Colombia se ha visto sacudida por una alarmante ola de violencia que ha dejado más de 100 muertos y al menos 11.000 desplazadxs. Los enfrentamientos entre grupos guerrilleros, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y facciones disidentes de las FARC se han intensificado en regiones como la frontera con Venezuela y la Amazonia. Estos actos de violencia, impulsados por disputas territoriales y el narcotráfico, han puesto en peligro la política de “paz total” del presidente Gustavo Petro. Esta crisis pone de relieve una vez más el impacto devastador de la violencia en las zonas rurales de Colombia, donde las comunidades campesinas son las más afectadas por los conflictos armados y el desplazamiento forzado.
A esta trágica situación se sumó un hecho igualmente dramático en Brasil. El 10 de enero, el asentamiento Olga Benário, gestionado por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en São Paulo, fue atacado por un grupo armado. El ataque se cobró la vida de dos militantes, Gleison Barbosa de Carvalho y Valdir do Nascimento, ambos luchadores por la agroecología y la reforma agraria. Varias personas más resultaron heridas, lo que ilustra aún más la creciente violencia en el campo brasileño, donde las comunidades campesinas siguen siendo muy vulnerables.
Aunque separados por fronteras, estos hechos están unidos por un hilo conductor: la violencia estructural en las zonas rurales, dirigida contra quienes defienden la tierra, la justicia social y el derecho a una vida digna. Es fundamental denunciar estas injusticias y fortalecer la solidaridad internacional para proteger a las comunidades rurales que enfrentan tales agresiones.
En el último episodio de Alerta Campesina , nos acompañan Márcio Santos del MST (Brasil) y Eliana Zafra de CPDH (Colombia), ambos también representantes de La Vía Campesina Sudamérica. Juntos, analizan las crisis actuales en sus respectivos territorios y enfatizan la necesidad crítica de la solidaridad internacional.
Disputas territoriales: el caso del asentamiento Olga Benário en Brasil
El 10 de enero, el asentamiento Olga Benário del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil fue atacado por un grupo armado. El ataque se saldó con la muerte de dos militantes, Gleison Barbosa de Carvalho y Valdir do Nascimento, y varios heridos.
Márcio Santos (LVC América del Sur – MST – São Paulo, Brasil) : “Lo que ocurrió el 10 de enero en el asentamiento del interior de São Paulo es el resultado de una intensa disputa territorial que enfrentamos en Brasil. El valor de los territorios conquistados por lxs trabajadores a través de la lucha por la reforma agraria está ahora en el centro de los conflictos, tanto contra el agronegocio como contra otras formas de especulación financiera”.
El ataque ocurrió en el Valle de Paraíba, una región cercana a São Paulo muy codiciada por el capital inmobiliario debido a su ubicación estratégica en la ruta entre Río de Janeiro y São Paulo, lo que alimenta la especulación inmobiliaria y los intentos de desalojo de asentamientos para dar paso a complejos residenciales y resorts.
Los autores del ataque no son sólo milicias tradicionales, sino también grupos paramilitares en los que participan narcotraficantes y exmilitares. Estos grupos, que llegaron al poder con el gobierno de Bolsonaro, utilizan la violencia para apoderarse de territorios.
Márcio (Brasil) : “El gobierno de Bolsonaro empoderó a estas milicias al proporcionarles escuelas de tiro y armamento. Hoy, actúan contra las comunidades territoriales para ejecutar proyectos que generan una forma de capital, un capital alternativo”.
En un principio, el gobierno de São Paulo restó importancia al ataque, calificándolo de conflicto interno en el asentamiento. Sin embargo, el MST ha exigido una investigación federal exhaustiva. Insisten en que el crimen en el asentamiento Olga Benário debe investigarse a fondo para identificar y castigar no solo a lxs autores materiales, sino también a quienes orquestaron y financiaron el ataque. Al mismo tiempo, el MST ha organizado movilizaciones para denunciar este crimen y exigir justicia. El movimiento también pide al gobierno federal que implemente la reforma agraria y brinde mayor protección a los territorios conquistados a través de las luchas por la tierra, así como a los territorios indígenas y quilombolas. En homenaje a las víctimas, el MST ha lanzado una campaña nacional de plantación de árboles.
Aumenta la violencia en Colombia: 11.000 desplazados y aproximadamente 56 homicidios denunciados
En la subregión del Catatumbo, los ataques del ELN se han intensificado contra civiles, firmantes del acuerdo de paz y líderes sociales.
- Se han registrado más de 11.000 desplazamientos forzados.
- Se han reportado al menos 56 homicidios, con cadáveres a menudo abandonados en el mismo lugar, impidiendo su entierro.
- Se han reportado desapariciones y detenciones de firmantes de paz y civiles, sin que haya noticias de su suerte.
Las comunidades viven en constante temor, con su vida cotidiana trastocada, lo que dificulta actividades básicas como comer o dormir. La economía campesina está paralizada, lo que obliga a la gente a huir a las ciudades o a países vecinos como Venezuela.
Eliana Zafra (LVC Suramérica – CPDH Colombia) : “Esta situación afecta principalmente a las poblaciones rurales, comunidades campesinas y étnicas del país… Hasta el momento se han registrado más de 11.000 desplazamientos forzados… y alrededor de 56 homicidios reportados, según la Defensoría del Pueblo”.
La situación actual pone en entredicho la política de “paz total” del gobierno de Gustavo Petro. A pesar de los esfuerzos, la violencia sigue afectando a los más vulnerables.
La fragilidad institucional se evidencia en la falta de respuestas adecuadas a la magnitud de la violencia y en el apoyo necesario a las víctimas. Las políticas estatales no logran frenar la expansión de los grupos armados y del narcotráfico ni proteger eficazmente los territorios campesinos. Cada vez se reconoce más la urgente necesidad de una paz territorializada en las zonas rurales.
Se exige una reforma agraria integral que garantice el acceso a la tierra, apoye el desarrollo campesino y fortalezca las iniciativas locales, todo lo cual se considera esencial para construir una paz duradera en Colombia.
Eliana (Colombia) : “A pesar de todos los marcos institucionales existentes, las respuestas siguen siendo muy limitadas y ofrecen pocas garantías frente a la ola extrema de violencia y el apoyo necesario a las víctimas”.
Demandas de las comunidades y movimientos campesinos:
- Se necesita urgentemente un alto el fuego multilateral y el establecimiento de corredores humanitarios.
- Los actores armados deben cesar los ataques contra civiles y permitir que las organizaciones sociales y políticas trabajen en los territorios.
- Se requiere asistencia humanitaria e intervención interinstitucional para proteger a las poblaciones afectadas.
- Se lanza un llamamiento a la solidaridad internacional para concienciar sobre la crisis, ayudar en los esfuerzos de respuesta y garantizar el regreso seguro de las comunidades desplazadas.
- Se exige reforma agraria para garantizar el acceso a la tierra y la producción de alimentos.
Eliana (Colombia): “Hemos llamado a los actores armados, en primer lugar, a cesar las hostilidades contra el movimiento social, contra el movimiento campesino… para permitirles realizar su trabajo, sus actividades sociales y políticas”.
Ante las masacres, las comunidades exigen que las autoridades proporcionen ayuda humanitaria a las víctimas de la violencia y establezcan corredores humanitarios para hacer llegar la ayuda a las zonas afectadas. También piden una mayor presencia del Estado en las zonas rurales a través de programas de inversión e iniciativas que promuevan la paz territorial. Se necesita asistencia para enfrentar la crisis humanitaria y garantizar el retorno seguro de las comunidades desplazadas a sus tierras.
Eliana (Colombia): “Solicitamos a las autoridades que brinden toda la atención humanitaria necesaria. A la comunidad internacional, una vez más, le pedimos que dirija su atención hacia nuestro país”.
La respuesta del movimiento: una reforma agraria integral
El MST exige que el gobierno brasileño reactive un proyecto de reforma agraria que atienda las necesidades de lxs campesinxs destinando tierras improductivas a ese fin. La reforma agraria es vista como un medio para resolver una deuda histórica contraída con los campesinos y los trabajadores rurales.
En el contexto actual de especulación con la tierra y de ataques violentos a lxs campesinxs por parte de milicianos y grupos paramilitares, la implementación de una reforma agraria surge como una solución concreta que el gobierno federal puede poner en marcha para apoyar a las familias campesinas que viven en campamentos. Al asignar tierras ya cultivadas y otros territorios improductivos, a menudo codiciados por las empresas inmobiliarias, a quienes alimentan a la población y garantizan la seguridad alimentaria, las autoridades pueden poner fin a la violencia rural, prevenir conflictos y proteger la Soberanía Alimentaria.
Marcio (Brasil): “La reforma agraria está consagrada en la Constitución brasileña. Todas las tierras improductivas que no cumplen su función social deben destinarse automáticamente a la Reforma Agraria”.
Para lograrlo es imprescindible contar con un ministerio bien equipado, con capacidad técnica y operativa, con autoridad para expropiar tierras improductivas, supervisar su función social y asegurar un presupuesto suficiente para asentar de inmediato a las familias sin tierra.
Marcio (Brasil) : “El Estado brasileño debe adoptar un proyecto de Reforma Agraria que realmente responda a las demandas de nuestro campesinado… La Reforma Agraria previene conflictos, trae paz al Brasil rural… Queremos una reforma agraria real, con un programa claro que permita a las familias que luchan por conseguir tierras.”
La lucha y la movilización campesinas siguen siendo cruciales. Las ocupaciones de tierras, las marchas y las protestas deben seguir presionando al gobierno y garantizar la estabilidad en los territorios rurales. El movimiento también busca organizar a sus comunidades de manera que sean menos vulnerables a la explotación capitalista. Esto implica fortalecer las estructuras internas, crear mecanismos de defensa y movilizar a las comunidades para repeler las amenazas externas.
Además, el MST pretende frenar la expansión del agronegocio, que transforma vastas tierras en plantaciones de monocultivos para el mercado global. En cambio, el movimiento promueve un modelo agrícola centrado en las necesidades del pueblo brasileño y no en el comercio internacional.
Reconociendo la naturaleza global de su lucha, el MST busca alianzas con otros movimientos campesinos en todo el mundo. Juntos, luchan contra enemigos comunes y abogan por la reforma agraria. Su visión implica una transformación profunda de las estructuras de la tierra, garantizando un acceso justo, seguridad y justicia para las comunidades rurales. Para lograrlo, es indispensable una combinación de movilización popular, voluntad política y solidaridad internacional.
La implementación de una Reforma Agraria integral también es esencial en Colombia para frenar la escalada de la violencia rural abordando sus causas fundamentales.
La reforma tiene como objetivo territorializar la paz, es decir, reforzar la presencia y las instituciones del Estado en las zonas rurales para proteger los derechos de lxs campesinxs. Las organizaciones campesinas colombianas consideran que la Reforma Agraria es fundamental para liberar sus territorios del narcotráfico y establecer una paz duradera. Al evitar la concentración de tierras —una de las principales fuentes de desigualdad y conflicto en las regiones rurales de Colombia— la Reforma Agraria garantiza un acceso justo a la tierra, seguridad y justicia para las comunidades rurales.
Sin embargo, la Reforma Agraria integral va más allá de la redistribución de tierras. También abarca el empoderamiento económico, cultural, político y organizativo de las comunidades campesinas. Al fortalecer su autonomía, la Reforma Agraria permite a lxs campesinxs participar activamente en la toma de decisiones sobre sus territorios y afirmar su papel como actores políticos. Este enfoque promueve un modelo de desarrollo rural basado en la producción de alimentos liderada por lxs campesinxs, lo que contribuye a la Soberanía Alimentaria y a las economías locales.
Eliana (Colombia): “La importancia de implementar la Reforma Agraria en nuestro país es precisamente abordar una de las causas profundas de la violencia… Es la columna vertebral de la paz”.
Los movimientos campesinos instan al gobierno nacional a mantener su compromiso con la paz y avanzar en la Reforma Agraria con la participación directa de las organizaciones campesinas. Estas organizaciones deben tener voz en la formulación de políticas públicas, tanto a nivel local como nacional, para que reflejen verdaderamente sus necesidades y demandas. Para que la reforma agraria sea efectiva, debe implementarse de manera integral, con un fuerte apoyo estatal y la participación activa del campesinado.
Desde Alerta Campesina , estos testimonios nos recuerdan que la lucha campesina enfrenta desafíos compartidos: la expansión del capital en los territorios rurales, la criminalización de las organizaciones populares y la urgente necesidad de fortalecer la Reforma Agraria. Igualmente importante es el desarrollo de modelos alternativos de producción y distribución de alimentos. La agroecología, la organización comunitaria y la solidaridad de los movimientos sociales han demostrado ser estrategias clave para resistir la opresión y avanzar en la Soberanía Alimentaria.